Esta pequeña escultura de armadillo, tallada en madera y pintada con pigmentos naturales, representa la riqueza simbólica de la artesanía ribereña de la región del río Arapiuns, afluente del Tapajós en Santarém, Pará. Su forma estilizada evoca la ancestralidad y la mirada atenta sobre la fauna amazónica.
El armadillo, animal que se repliega para protegerse, suele asociarse con la resistencia, el silencio y la sabiduría del recogimiento. Al convertirlo en objeto artístico, los artesanos ribereños reafirman su vínculo íntimo con la selva — no solo como paisaje vital, sino como matriz de existencia.
Es arte que nace a orillas del río, moldeada por el tiempo lento de las aguas y por manos que heredan saberes de generación en generación.
