Tejidos con hojas de palma de tucumã, estos abanicos nacen del trabajo colectivo de las comunidades ribereñas del río Arapiuns, en el norte de Brasil. Antes del tejido final, la palma es recolectada, cocida y teñida con pigmentos naturales, siguiendo un saber ancestral.
Sus colores vivos no son sólo ornamentales: cada abanico rinde homenaje al entorno — aves, frutas, ríos y la luz de la Amazonía. Prácticos y simbólicos a la vez, expresan una forma de vida conectada con la belleza, la tradición y la identidad.
